martes, 22 de abril de 2008

DR. Srtangelove. Pelicula para grado Once, el viernes 25 de abril.




Director - Stanley Kubrick, Guión - Kubrick, Peter George & Terry Southern, basados en la novela Alerta Roja de George, Productor - Stanley Kubrick, Musica - Laurie Johnson


Stanley Kubrick posiblemente sea el mayor director de cine de la historia. Hay, ciertamente, otros genios que pueden pelear dicho lugar de privilegio (como Orson Welles, sin ir mas lejos). Pero ninguno tuvo una producción tan pareja de obras monumentales como Kubrick. Echados por el Macartismo, abominados por los estudios, o con problemas para financiar sus proyectos, ninguno pudo hacer lo que hizo Kubrick, de obtener contratos exclusivos y tener manos libres para realizar lo que quisiere. Esto no siempre significó una carta blanca (los retrasos y presiones sobre el rodaje de 2001 fueron memorables). Pero dentro de lo que significa la maquinaria cinematográfica comercial, Kubrick resultó siendo un privilegiado. Al momento de filmar Dr. Strangelove, ya había captado la atención internacional con Espartaco y con Lolita (una turbulenta historia de amores pedofílicos), y seguiría con 2001, Odisea del Espacio y La Naranja Mecánica, que culminarían con la época de apogeo del director. El resto de sus obras, a partir de Barry Lyndon no son tan redondas, amén de que Kubrick desarrollaría una conducta cada vez más reclusiva y obsesiva, y los intervalos en su producción serían cada vez más largos.

El tema de la Guerra Fría fue una pesadilla constante en la mente de los norteamericanos hasta la caída del muro de Berlín. Pensemos que a mitad de los sesenta, aún las aguas se encontraban turbias por la crisis de los misiles cubanos de Octubre de 1962; que es el auge de la "familia nuclear" - donde todos los hogares poseían refugios atómicos - y donde los resultados de la refriega de Vietnam (una guerra camuflada entre las dos super potencias) era aún incierto. La ciencia ficción se nutrió con abundancia de estos temores.


Si bien Alerta Roja es una novela dramática, Kubrick decide transformarla en una comedia negra - caso contrario, hubiera resultado ser otro Fail Safe -. Lo interesante de ambos filmes es que demuestran la fragilidad de la estructura de defensa nuclear de Norteamérica - un error de comunicación, un apresuramiento, ... o un loco, como en este caso, pueden desatar el holocausto -. Pero mientras que Fail Safe se centra en el dramatismo y los cargos de conciencia de los hombres a cargo de la seguridad nacional americana, Dr. Strangelove se regodea con lo absurdo de la guerra nuclear. El caso más típico es el del General Turgidson, que es el paroxismo del militar patriota y descerebrado. No importan las vidas humanas, son solo números con tal de derrotar a los comunistas. No es la primera ni la última vez que se muestran a los militares como idiotas con poder, encerrados en su propio mundillo de estrategias y politiquerías, ajenos al sentido real de lo que estan hablando. Es allí donde Kubrick hunde el escalpelo hasta el fondo : desde Turgidson peleándose con el embajador ruso en el salón de guerra - ajeno a las urgencias por el bombardeo inminente - hasta Bat Guano, que cumple sus órdenes militares como un autista, a pesar de los ruegos de Mandrake para contactar a Washington y detener el ataque.



Dr. Strangelove es una comedia muy inteligente, pero no es un film que haga reír. Lo triste del tema es que muchos personajes que deambulan por el film deben ser ciertos, y eso impide la carcajada. Es una comedia que funciona a nivel cerebral, como los filmes de Wes Anderson. Ciertamente hay momentos que uno disfruta más que otros, como el mítico diálogo de Mirkin Muffley con el premier ruso, o la caída de la bomba con el Mayor Kong cabalgándola como si fuera un rodeo, escenas que ya pertenecen a los anales del cine (curiosamente el personaje de Kong debería haber sido el cuarto papel que debía interpretar Sellers, pero por un capricho del divo, simuló tener una pierna quebrada para escapar del autoritarismo de Kubrick durante el rodaje). Pero en general, el tono es muy oscuro, demasiado para sonreír con los diálogos. Posiblemente sea porque uno ve un desfile de necios con poder, y eso resulta ser un tema atemporal, tal como pasa actualmente con la posguerra en Irak y la política expansionista de Bush. Es un film implosivo, donde todos los personajes se encuentran en estado de histerismo contenido - especialmente las tomas en el salón de guerra -, y que posa una mirada despiadada sobre los personajillos que ilustra. Pero todo resulta ser demasiado cínico como para ser gracioso.

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